Así
se tiran ahora nuestras crías todo el día matando enemigos, pegando patadas,
saltando, corriendo o disparando, siempre virtualmente claro, porque el único
ejercicio que hacen es con algún dedo de las manos. He observado que alguno no
para de darle a los botones ni comiendo, ni meando, y pronto tendremos
prototipos de niños que seguirán dándole a los botones dormidos. El primer
efecto pernicioso de estas maquinitas, sería por tanto, el aumento de peso de
nuestros infantes.
Sin
embargo no todo va a ser malo, es innegable el inmenso favor que estas
maquinitas están haciendo a la conveniencia familiar, antes teníamos que sufrir
al único hijo que se volvía repelente, egoísta y que había que estar todo el día
encima aguantando sus caprichos, y que en definitiva requería mucha atención.
Ahora gracias a estos cacharros se pasan el día calladitos y entretenidos, bueno
solo se ponen plastas cuando hay que comprarles un jueguecito nuevo, menos mal
que son baratitos, y por sólo 40 ó 60 € los tienes enganchados a la máquina al
menos otros 4 días.

Mala
pinta tiene la cosa, entre los teléfonos móviles, la televisión, las nintendo,
play steision, etc… vamos a tener dentro de unos años una generación de
personitas analfabetas para las cuestiones funcionales cotidianas, que solo
sabrán manejar aparatuquis. Pero lo que no tenga un funcionamiento por medio de
botones que se pulsan, ¿cómo lo harán funcionar estos chavalines de ahora? ¿Cómo
serán sus relaciones personales con sus semejantes? ¿Harán lentejas en su casa
alguna vez, o comerán siempre comida rápida? Y lo más importante de todo: ¿Quién
nos va a atender en los asilos?
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